A día de hoy, desgraciadamente en nuestro país, existen ciertos intereses económicos que hacen que la verdad sobre el vapeo quede oculta bajo cantidad de información difusa y sensacionalista, basada en artículos de opinión sin fundamentación científica que ayudan a formarnos una idea de lo que es el vapeo en base a la ignorancia. ¿Cuántas veces has oído o pensado que vapear es peor que fumar o que la nicotina es cancerígena? Quédate y comprenderás que para formarte una idea de lo que supone vapear no debemos dejarnos llevar por corrientes de pensamiento que van de la mano de intereses económicos más allá de la verdad, sino que debemos indagar desde un prisma crítico para entender realmente los beneficios del vapeo como herramienta para el cese del hábito tabáquico. 

Que te quede claro algo, vapear NO es más perjudicial que fumar y la nicotina NO es cancerígena. ¡El vapeo salva vidas!  

¿Qué ocurre en nuestro organismo cuando dejamos de fumar gracias al vapeo?

Para entender que ocurre en nuestro organismo a nivel fisiológico cuando consumimos cigarrillos tradicionales es importantísimo comprender qué es y cómo actúa la nicotina.

La nicotina es un compuesto orgánico estimulante alcaloide encontrado principalmente en la planta del tabaco, con alta concentración en sus hojas estando presente en menor concentración en otras plantas de la familia Solanácea, como es el caso del tomate, la berenjena, el pimiento y la patata.

Cuando es consumida por inhalación pasa a la sangre a través de los pulmones. A partir de aquí, se activan en el cerebro los receptores colinérgicos, haciendo que se libere dopamina (neurotransmisor relacionado con los sentimientos de placer). Es vasoconstrictora, por lo que se le asocia una subida en la presión arterial y también tiene efecto adictivo, por lo que es la causa de que queramos volver a consumirla.

Desde hace décadas, está descartada como elemento cancerígeno. Sabemos que no es la sustancia que mata, pero si la que nos hace volver a fumar. Así que debemos preguntarnos...

¿Qué ocurre cuando volvemos a fumar?

Cuando encendemos un cigarrillo generemos combustión, superando la temperatura de 800° en el extremo del cigarro, por lo tanto también generamos humo. En el humo que liberamos inhalamos altos niveles de monóxido de carbono (CO), que pasarán a la sangre a través de los pulmones provocando una disminución en la capacidad transportadora de oxígeno (O2). Esto hará que nuestros niveles de O2 en sangre sean mermados, ocasionando fatiga muscular y general por hipoxia.  Por otra parte, ese humo que inhalamos a través del tabaco contiene más de 4.000 sustancias tóxicas de las cuales 70 son cancerígenas. 

El tabaquismo se ha convertido en una Epidemia a nivel mundial, siendo la principal causa de muerte evitable en el mundo. Al año mueren más de 8 millones de personas por enfermedades asociadas a su consumo, de las cuales 1,2 millones fallecen siendo no fumadores por la exposición al humo ajeno. En Españaanualmente mueren alrededor de 52.000 personas. La principal causa de muerte es el cáncer de pulmón, aunque el tabaco está asociado con otros cánceres como el de boca, garganta, laringe, esófago, estómago, riñón, páncreas, hígado, vejiga, cuello uterino, colon y recto, además de un tipo de leucemia. Por otra parte, es el principal causante de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), con alto índice de defunción.

Como medida a esta problemática, surge la idea de la Reducción de Daños por Tabaquismo, a través de herramientas como pueden ser el tabaco calentado, los parches, chicles, aerosoles y vaporizadores de nicotina dirigidos a esas personas que no consiguen dejar de fumar sin ayuda, y que pretenden reducir los niveles de exposición a la toxicidad en busca de una mejora en la calidad de vida.

¿Qué diferencia hay entre fumar y vapear?

De este modo, el vapeo es considerado una herramienta para la reducción de daños que está demostrando un alto índice de éxito en el cese del tabaquismo, ofreciendo además unos niveles de exposición mínimos. Esto es debido a que no contienen ni humo ni tabaco, si no que liberan vapor, por lo que no existe alta exposición al monóxido de carbono, permitiendo una oxigenación correcta en sangre y dando así solución a la hipoxia. Además, el vapor que inhalamos se consigue a través de la aerosolización de 3 sustancias no tóxicas (a diferencia de las más de 4.000 tóxicas que contiene el humo de un cigarrillo) como la glicerina vegetal y el propilenglicol, dos alcoholes orgánicos presentes en la alimentación como aditivos alimentarios desde hace décadas; y un aroma alimentario, también consumido como aditivo alimentario desde hace décadas. Ninguna de estas tres es cancerígena (a diferencia de las más de 70 que contiene el cigarro tradicional). Sabemos, que en los cigarrillos electrónicos existen sustancias potencialmente cancerígenas como los metales pesados, benzo-a-pireno y nitrosaminas, pero la evidencia científica concluye que el ELCR (Excess Lifetime Cancer Risk) del cigarrillo electrónico es 5 órdenes de magnitud más bajo que el del humo del cigarrillo tradicional y se encuentra por debajo de los valores de referencia definidos por la OMS (Organización Mundial de la Salud). Dicho de otro modo, en el cigarrillo electrónico solo encontramos una pequeña parte de las sustancias cancerígenas que encontramos en el cigarrillo tradicional, y estas se encuentran en menor cantidad, tan menor que están por debajo del valor definido para que se considere al vepeo como potencialmente cancerígeno. Además, debido a esto, también queda descartada la existencia del vapeador pasivo, ya que no se están exhalando sustancias en cantidades potencialmente cancerígenas ni humo.

¿Cuánto menos perjudicial es vapear que fumar?

Llegados a este punto es fácil entender que el cambio de hábito de un fumador hacia el vapeo resulta beneficioso para él debido a que es menos perjudicial, pero, ¿Cuánto menos perjudicial? 

En 2003, el farmacéutico de nacionalidad china Hon Lik de Ruyan inventó y patentó el primer cigarrillo electrónico, al año siguiente, se fabricó y se empezó a comercializar primero en china, y luego a nivel internacional. Desde entonces, cada vez son más los estudios científicos desarrollados, constituyéndose el vapeo como paradigma de investigación. Si bien es cierto que aún no existen estudios a largo plazo (más de 50 años). Si que se extraen conclusiones muy claras en estudios a corto y medio plazo. El más contundente de ellos, debido a su magnitud (18.000 médicos coordinados) y a su procedencia (Ministerio de Salud de Reino Unido) concluye que vapear es al menos un 95% menos perjudicial que fumar.

¿Qué estudios hay sobre vapeo como herramienta segura para la reducción de daños?

Ponemos a tu disposición en formato electrónico una selección de 133 estudios científicos contrastados y publicados en fuentes fiables con alto factor de impacto, que ubican al vapeo como una herramienta segura en el marco de la reducción de daños por tabaquismo:

factsheet upev
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Desde LA VAPEPEDIA, estamos convencidos de que se trata de una de las mejores herramientas para el cese del tabaquismo, y estamos seguros de que es a través de la propia experiencia del usuario apoyada en la evidencia científica como se conocen los beneficios del cambio de hábito.

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